Ahogando el grito sé sentirme
sola rodeada de personas
siento la soledad abrazarme
clavando en mis tristes penas.
Caen caudales, lágrimas del alma,
que se desprenden como si el corazón
en los sollozos no encuentra la calma
en gemidos que brotan de la desesperación.
Tardes desesperadas, en triste soledad
que en la tibia brisa se sienten
en mí el frío de la libertad
de vivir sin ti y no poder olvidarte.
Hoy en los horizontes la tarde está gris
lejanas esperanzas de un día reunirme
cuando el llanto amargo sea feliz
y la angustia gris deje oprimirme.
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